La localidad de Vila Nova de Gaia (Portugal) organizó el pasado mes de Junio un festival atípico, donde Sostenibilidad, Medio Ambiente y Cambio Climático fueron de la mano de maravillosas representaciones musicales y de arte urbano. El objetivo: despertar la conciencia ciudadana e inspirar la acción colectiva
Vila Nova de Gaia, una pequeña ciudad al borde del Río Duero, a la que la mayoría de personas acuden cruzando a pie el puente que la une con Oporto para tomar una foto de ésta y visitar sus famosas bodegas, acogió el Primer Festival Internacional “Gaia Todo Um Mundo“: un encuentro de arte, música, y debate sobre las problemáticas mundiales del momento. Ana Huertas de Red de Transición participó como invitada para presentar el proyecto Municipios en Transición, y mantener una conversación con el alcalde de Gaia sobre la importancia de los procesos comunitarios en estos tiempos de cambio.
Tras la sesión el segundo día llamada “La Tierra en peligro, el mundo en búsqueda: el rol y participación de las religiones en la Casa Común”, liderado por varios representantes de Iglesias cristianas, varios representantes de las religiones con presencia en Portugal (incluyendo organizaciones paganas) firmaron, mano a mano con representantes políticos, la Carta de Gaia “Compromiso para una Casa Común y la Ética del Cuidado”.
La transición estuvo presente en dos de las sesiones más importantes del evento. La primera sesión, de la mano de Filipa Pimentel (Transition Network), Gil Penha-Lopes (Universidad de Lisboa) y Robert Hall (Ecolise), facilitada por Ana Huertas, trató sobre compartir experiencias bajo el título “Sostenibilidad Futura, Inspiración Local”. En esta sesión se rompió con el formato más convencional del encuentro, que favorecía las conferencias en anfiteatro, por un debate en círculo y una dinámica participativa en torno a aquellas experiencias que las participantes habían vivido o conocían que fomentaran la resiliencia local.
Varias personas compartieron que a menudo buscaban inspiración en otros lugares, a veces sin darse cuenta que en el lugar donde vivían ya se estaban haciendo actividades en las que podrían participar. Se compartieron ejemplos de inspiración, y también de fracaso y aprendizaje, cuando se preguntó por aquellas experiencias que habían sido más difíciles. Al terminar la sesión con una ronda de cierre, se preguntó a las participantes qué se llevaban con ellas a casa. La palabra más común fue “esperanza”.
La segunda sesión donde se trató el tema de la transición fue durante la conversación de Ana Huertas de Red de Transición con el alcalde de Vila Nova de Gaia, Eduardo Vitor Rodrigues. En una conversación en Portugués y Castellano, el alcalde, ex-profesor universitario de Sociología, mostró preocupación ante los retos a los que nos enfrentamos como especie, y en especial lamentó la dificultad de movilizar a las personas para que participen más en el proceso de cambio. Afirmó que a día de hoy, lo más difícil es hacer que la gente joven levante los ojos de las redes sociales virtuales para participar en la sociedad real. Tras ello, pasó a describir los pasos que se estaban llevando a cabo en Vila Nova de Gaia para responder a problemas como el cambio climático y la concienciación ciudadana. “Hay que empezar educando a los niños y niñas”, explicó, enumerando las actividades escolares que se realizan en todas las escuelas de la localidad en materia de reciclaje y protección del medio ambiente.
Por su parte, Ana Huertas presentó el proyecto Municipios en Transición como un marco de diseño y paso a la acción para fomentar la actividad conjunta entre administración pública y sociedad civil. Explicó que el proceso de cambio no consiste sólo en trabajar “hacia afuera”, sino en realizar también un trabajo interno, individual y colectivo, que nos permita aumentar nuestra capacidad para hacernos responsables de la situación del mundo. Defendió también que a menudo los jóvenes también buscan respuestas, y que como a todas las personas, a menudo la envergadura de la tarea que tenemos por delante a nivel mundial los paraliza. Sin embargo, apuntó que el miedo puede ayudarnos a ser más creativos y a entender los problemas como parte de un sistema, en vez de intentar solucionarlos uno por uno.
La sesión terminó con varias preguntas y comentarios del público, que se mostraron entusiasmados con una propuesta que incluyera un trabajo holístico y transversal.
El concepto del festival resultó interesante y, en su mezcla de espacios y contenidos, muy innovador: un soplo de aire fresco en el mundo de las a menudo rígidas e interminables conferencias. Aunque aún queda camino por recorrer para romper el muro que a menudo construimos en torno a las personas “expertas”, que tanto las separan de aquellas que van a escuchar y con deseo de interactuar, que hubiera espacio para diferentes tipos de “expresión” fue algo muy enriquecedor. Muchas de las ponentes de la parte de “Pensamiento” a menudo se quedaban a las representaciones artísticas, y vice-versa, participando activamente, realizando preguntas, e interactuando con el público.
Os dejamos con un vídeo resumen del encuentro y las diversas actividades que se organizaron. ¡Esperamos poder participar en el próximo!