Fue un brillante filósofo de nuestro país, El Roto, quien dijo aquello de que “cuando los jóvenes salieron a la calle, súbitamente todos los partidos envejecieron”.
Así sucedió cuando los estudiantes del Movimiento 22 de marzo encabezaron en París las acciones estudiantiles que terminarían movilizando primero a los obreros franceses, y luego al resto del mundo, en el conocido como ‘mayo del 68’.
Así sucedió cuando el movimiento estudiantil chileno salió a la calle allá por 2011 reclamando una educación pública y desmercantilizada, logrando posteriormente generalizar sus reivindicaciones y aglutinar a todo el tejido asociativo, sindical y social para irrumpir en las altas esferas del poder. Y así sucedió también cuando la “Juventud sin Futuro” española, bajo el lema “Sin casa, sin curro, sin pensión. Juventud sin miedo. Recuperando nuestro futuro. Esto es sólo el principio”, tomó las calles hace ahora siete años en lo que serían las primeras protestas tras la crisis de 2008, convirtiéndose en el germen de lo que eclosionaría un mes después: el 15M.