En su anterior artículo nuestro compañero Fernando García contraponía dos de los relatos de la Transición en curso. Uno, el relato del Movimiento de Transición, con una visión deliberadamente positiva del futuro. El otro, el relato de la Deep Adaptation, basado en la convicción de que el colapso a corto plazo es ya inevitable. Fernando nos invita ahora a ir un paso más allá y a tender un puente entre las dos visiones deambulando por la cuerda floja que separa la esperanza de la desesperación. Nos invita a intentar ir, en definitiva, hacia la Deep Transition, la síntesis de estos dos paradigmas.
En la cuerda floja de la esperanza
Podemos llamar a esa cuerda Esperanza Activa (según Joanna Macy) o Esperanza Radical (según Jem Bendell).
El tema es de actualidad a la vista de la inminente publicación del último libro de Rob Hopkins “From What is to What if” (algo así como “De lo que es a lo que podría ser”).
En su nuevo libro Rob, inasequible al desaliento, propugna el valor de la imaginación, de la creatividad y del optimismo como motor de la acción para hacer realidad el Gran Giro. Con este libro Rob apuntala el enfoque basado en el Corazón que constituía uno de los tres pilares del Manual de Transición. Los otros dos pilares del manual, publicado en 2008, eran la Cabeza y las Manos.
La cuadratura del círculo
Durante un muy reciente taller del Trabajo que Reconecta que facilité con mis amigos Almudena y Robert de Abrazo House, pude sentir, una vez más, que es posible lograr la cuadratura del círculo. Que no es otra que la de armonizar dos relatos aparentemente incompatibles.
El relato esperanzador de la Transición, basado en la creencia en nuestra capacidad de cambiar radicalmente la situación para mejor. Y el relato “derrotista” de la Deep Adaptation que afirma que ya es demasiado tarde para evitar un colapso inminente.
Hacia la Deep Transition: el valor de la Transición
El trabajo de las iniciativas de transición es absolutamente encomiable y tiene valor intrínseco: crea comunidad, incrementa la resiliencia y reduce el impacto medioambiental. También refuerza nuestras competencias y habilidades y nos conecta a nosotros mismos, a nuestros vecinos y a la naturaleza.
Pero además, tiene un valor instrumental en un mundo cuyos frágiles sistemas se pueden venir abajo repentinamente. Porque no hay mejor sitio para afrontar un desmoronamiento que una comunidad de transición sólidamente establecida.
Hacia la Deep Transition: la aportación de la Deep Adaptation
Si quisiéramos conjugar los relatos de la Transición y de la Deep Adaptation de modo aún más íntimo podríamos quizás “injertar” las 4 Rs de la Deep Adaptation (Resiliencia, Renuncia, Restauración y Reconciliación) en el ADN de la Transición.
Podríamos crear así una especie de OGM (organismo genéticamente modificado) que resista mejor a la plaga de desánimo, desesperanza y nihilismo que se cierne sobre un número creciente de activistas. Una suerte de Deep Transition.
Veamos cómo:
La Reconciliación
La reconciliación es el pilar de la agenda Deep Adaptation que nos invita a hacer las paces con todo aquello y aquellos con lo que estemos enemistados o alejados. Y lo hace con un énfasis particular en “normalizar” nuestra relación con la muerte y el lado oscuro de la existencia (la Sombra de Karl Jung).
Este trabajo está plenamente en línea con la Transición interior. Si acaso, podría reforzarse con una práctica más sistemática de talleres como El Trabajo que Reconecta, las búsquedas de visión, los ritos de paso… Y, por qué no, la difusión de la práctica muy en boga en el mundo anglosajón de los Death Cafés, encuentros amables y entrañables donde hablar serenamente de nuestras emociones y vivencias en torno a la muerte.
La Resiliencia
Sobre los sólidos cimientos de la práctica de la Reconciliación podríamos revisar cómo consolidar la Resiliencia, que está ya en el genoma de la Transición, con algún refuerzo proveniente de Deep Adaptation.
Pienso en particular en la metáfora de la guinda y el pastel. En un mundo proclive al desmoronamiento todo el esfuerzo debe destinarse a asegurarnos de que tenemos a mano todos los ingredientes del pastel que nos nutrirá en los tiempos de estrechez. Estaría mejor con guinda, pero, como dicen los franceses, à la guèrre comme à la guerre (en tiempos de guerra, economía de guerra).
Sólo cuando hayamos asegurado la auto-suficiencia podemos distraernos con lo prescindible.
La Renuncia
La tercera R, Renuncia, no aparece explícitamente en el relato de la Transición, pero es inherente al concepto: dejar atrás todo lo que contribuye a la destrucción de nuestros ecosistemas, al agotamiento de recursos, a la acumulación de residuos.
A riesgo de polemizar, me atrevería a recordar que hay suficiente evidencia del perjuicio enorme causado por el consumo de productos animales.
Como vegano convencido, me sorprende el gran número de transicioneros que aún no han dado el paso hacia una alimentación predominantemente vegetal.
La Restauración
Por último, la Transición podría inspirarse más determinadamente del concepto de Restauración en sus dos vertientes:
- Recuperación de viejos hábitos y costumbres.
- Regeneración de hábitats y biotopos.
Dicho esto, es realmente admirable todo lo que las iniciativas han hecho ya en este terreno.
Hacia la Deep Transition, una tentativa
Y volvamos, para acabar, al inicio, a Rob Hopkins. Atado a su mástil del positivismo cual Ulises tentado por las sirenas de la desesperación y el nihilismo nos recuerda una imperiosa necesidad. La necesidad de no cejar en nuestro empeño de hacer realidad el Gran Giro.
Personalmente, sin embargo, creo que las probabilidades de lograr un Gran Giro se van reduciendo cada vez más.
Por ello, creo que es también imperioso reforzar el trabajo de la Transición con elementos provenientes de la Deep Adaptation.
Porque, en caso de no lograr el Gran Giro, nos permitirá atravesar el Gran Desmoronamiento lo más indemnes posible y con dignidad, serenidad, civilización y decencia.