Rachel Greer de Estados Unidos realiza en 2017 el único estudio cuantitativo de evaluación hasta el momento que explora cómo las iniciativas de transición contribuyen a la reducción de emisiones de CO2, en colaboración con Red de Transición. Rachel nos cuenta cómo fue su experiencia y los resultados del estudio.
El movimiento de Transición: Una evaluación cuantitativa
Por: Rachel Greer, MSc Ecología Industrial
Introducción y ecología industrial
Mi nombre es Rachel Greer, estadounidense, y acabo de realizar un estudio de evaluación sobre el movimiento de transición para un máster en Ecología Industrial (E.I.).
Se trata de un concepto que pretende usar los ecosistemas naturales como modelo para los sistemas industriales. Es decir: transformar la economía lineal (materias primas fabricación consumación residuos) – que es lo normal en actualidad – en una economía cíclica (en la cual los residuos se reciclan y así se convierten en materias primas para otro producto o proceso).
Otra característica de la Ecología Industrial es que abarca los tres sectores de desarrollo sostenible: social, económico y ambiental – los tres campos en los que trabajan las ciudades en Transición.
El objetivo final al que tiende la Ecología Industrial es garantizar el desarrollo sostenible a varias escalas: global, regional o local.
Como las ciudades en Transición comprenden un enfoque que entrelaza una combinación de movimientos e ideologías para cambio desde abajo y desde arriba, son buenos ejemplos para analizar cómo las iniciativas civiles pueden contribuir a este desarrollo sostenible.
La E.I. pretende alcanzar un desarrollo sostenible que proporcione las condiciones ideales para el adecuado desarrollo de la humanidad en el presente y de las futuras generaciones; con resiliencia como una meta del movimiento de Transición, hay un gran solapamiento entre lo que abarca el estudio de la E.I. y lo que se hace bajo del paraguas de la Transición.
Contexto global
La Unión Europea ha fijado la meta de reducir su nivel de gases de efecto invernadero (GEI) para 2020, esperando llegar a reducciones del 80-95% para 2050.
Además, el Estado Español ha prometido suplir el 40% de la demanda de energía nacional con energía renovable. También tiene la meta de dirigirse hacia la reducción del alto consumo de energía, de los GEI y mejorar la calidad del aire.
La literatura científica actual indica que hace falta un cambio de comportamiento y de costumbres para reducir los niveles de GEI (Lenzen, Wood, & Foran, 2008; Walker & Devine-Wright, 2008; Abrahamse & Steg, 2009); este papel transformador puede ser desempeñado por las ciudades en Transición.
Por eso, se lanzó el proyecto internacional “La red europea de investigación e innovación para energía sostenible” (ENERGISE, por sus siglas en inglés). Es un proyecto financiado por la Comisión Europea (bajo del programa Horizonte 2020) que pretende conseguir un mejor conocimiento científico de las influencias sociales y culturales sobre el consumo de energía.
Como investigadora independiente responsable de la recolección de datos en el Estado Español para este proyecto, catalogué 41 iniciativas según diferentes temáticas, cuyos datos se añadieron a una plataforma en línea que detallará casos como estos en todos los países europeos.
De todo lo que descubrí en mi investigación, lo que más me interesó fue el movimiento de Transición y las ciudades en Transición en España.
Brecha de conocimiento y desarrollo de la tesis
El propósito de la Transición es ser un catalizador para convertir cada comunidad en un lugar resiliente, más sano y vibrante, que reduzca al mismo tiempo la huella ecológica.
Sin embargo, nadie había medido la huella ecológica para evaluar si estaba verdaderamente reducida o no; entonces, elegí este tema para mi investigación: un estudio innovador y cuantitativo.
Existían ya unos estudios descriptivos sobre Transición en el Reino Unido, pero ningún estudio mundial que investigara el impacto y habilidad actual y potencial de las ciudades en Transición para reducir los GEI.
Este vacío de hallazgos numéricos relacionado al movimiento de Transición significaba que el verdadero impacto de estas ciudades en Transición era desconocido.
Para empezar el proyecto, hice una investigación por internet mediante la cual recogí tanta información como me fue posible – pero no había suficiente como para completar las ecuaciones que creé para producir un resultado sobre las emisiones evitadas por los programas de Transición.
Entonces, contacté con todas las ciudades en Transición en España con la información de contacto disponible en línea. Como el movimiento de Transición es bastante joven en España, recibí respuestas de muchas de ellas diciendo que su iniciativa todavía estaba en desarrollo, y que no había proyectos en marcha todavía, así que no valía la pena ir a su ciudad. La mayoría no me contestó, pero al final recibí cinco confirmaciones de ciudades en Transición para entrevistar: Granada, Santa Coloma de Queralt, Cardedeu, Granollers y Argelaguer.
Después de las visitas y entrevistas, supe que casi nunca se realizaban registros sobre los detalles de los proyectos o eventos (ej. cuanta gente participó en un evento, distancia compartida en coche, número de artículos de ropa en un mercado de intercambio, cosecha anual de comida producida por el jardín comunitario, etc.). Claro que eso es normal, porque no había razón por la que las iniciativas deberían medir o monitorizar esta información. Sin embargo, eso hizo que el estudio fuera difícil como investigadora científica en búsqueda de números y datos concretos.
Por eso, tuve que hacer muchas estimaciones, basadas en una combinación de información parcial de las entrevistas, literatura científica y bases de datos estadísticos.
Este tipo de trabajo de campo me dio la oportunidad de conocer a mucha gente increíble. A pesar de la falta de registros, cada persona que entrevisté hizo lo posible para darme algo que me pudiera ayudar, incluso si era información incompleta. Todos sacaron tiempo de su día para quedar conmigo y contestar a mis preguntas de manera tan comprehensiva como les fue posible. Me enseñaron su ciudad y su estilo de vida para que yo pudiera entender mejor su ciudad en Transición. Sin sus actitudes comunicativas y divertidas, no podía haber realizado mi estudio, y por eso siempre recuerdo este viaje con cariño.
Resultados: Proyectos
Tuve que excluir muchos proyectos que tienen beneficios ambientales y sociales de los cálculos, porque no había manera de calcular su impacto en los niveles carbono. Dicho eso, los resultados pueden ser conservadores.
Los proyectos más eficaces eran: “Compartir coche”, “Cooperativa de consumidores” y “Mercados de intercambio”. Sin embargo, es importante subrayar que los proyectos evaluados como más eficaces también son más sensibles (es decir: la gama de resultados es más variable).
“Compartir coche” es parecido a la plataforma Blablacar, pero al nivel local, en Santa Coloma de Queralt y Argelaguer. Cuando alguien quiere ir en coche de una ciudad a otra, se puede registrar en línea para que alguien más aproveche del viaje y así ellos comparten los gastos de gasolina así como el impacto de carbono. Un proyecto así es especialmente importante en pueblos y ciudades pequeñas que no están bien conectados, porque el transporte público no existe o pasa con poca frecuencia – eso hace que la gente deba utilizar el coche para ir al trabajo o para ir de compras a otra ciudad, así que, si tienen que ir, es mucho mejor para el medio ambiente que la gente vaya junta.
Otro caso es la “Cooperativa de Consumidores” en Granollers; se estableció una tienda que sólo vende productos ecológicos del lugar más cercano posible. Al menos 250 familias están involucradas, personas que quieren afirmar sus preferencias de fuente de alimentación con su dinero. Al vender productos ecológicos y con “kilómetros de comida” mínimas, se puede evitar emisiones.
En los “Mercados de intercambio” (encontrados en Granollers y Argelaguer), la gente de las ciudades en Transición puede traer las cosas que no se usan para que otra persona las pueda recoger del “mercado” gratuitamente.
Este evento da una “segunda vida” a la ropa y a otras cosas del hogar – como muebles – y contribuye siendo una manifestación de la economía circular: evitando tirar cosas que todavía sirven ( menos residuos), y evitando consumir innecesariamente productos nuevos. Todo el evento es gratuito, así que cualquier persona puede participar, contribuyendo también a la sostenibilidad social.
La clasificación numérica no significa que los proyectos con resultados bajos “no valgan”; al contrario, todos tienen su propio impacto y son importantes.
Aún si no tienen una valoración alta en los cálculos, también contribuyen a crear una consciencia para cambiar el pensamiento de las personas sobre el medio ambiente y su estilo de vida, y para que las decisiones que toman diariamente puedan tener un impacto (mínimo al nivel individual, pero potente al nivel comunitario y colectivo). Por ejemplo, el. “Cine en transición” en Granada es un evento regular donde la gente se reúne para ver un documental sobre el medio ambiente, que genera un debate sobre el tema después.
La esperanza es que la gente internalize la información y haga cambios por consiguiente en su vida. También la “Cocina en transición” junta a un grupo de personas mensualmente para cenar una comida vegetariana, que reduce la huella de carbono de cada persona ese día, pero también puede inspirarles a adaptar la costumbre de comer menos carne a largo plazo.
El “Jardín comunitario” en Cardedeu, que pone unas botellas de agua para que las y los niños vayan a regar los cultivos puede enseñarles desde una edad joven la importancia así como la diversión de participar en proyectos ambientales y de cuidar el medio ambiente. Desafortunadamente, resultó imposible estimar en una cifra a cuanta gente se afecta y hasta qué punto.
Extrapolación y conclusiones
Después de evaluar todos los proyectos individuales por su impacto (en equivalencia al CO2), los sumé todos para saber la cantidad total de emisiones evitadas. Para explorar el potencial que tendría el movimiento de Transición en España si toda la población española participara en la Transición, extrapolé los resultados de emisiones evitadas por las ciudades en Transición que entrevisté a escala nacional para estimar el impacto potencial máximo. Al final, salió que el país podría evitar 9.6 megatones (Mt) de CO2 al año, para una reducción potencial de 4% de las emisiones anuales en España.
Este resultado no es asombroso, pero tampoco es desdeñable. Dado que la cifra “9.6 Mt CO2” es muy abstracta, comparé este número con los niveles anuales de emisiones de otros países. Las emisiones que se podrían evitar mediante el 100% de participación en el movimiento de Transición en España equivale a más de las emisiones evitadas al año por todo el país de Albania (8.3 Mt) o Jamaica (9.5 Mt), y casi alcanza el nivel de Belice (9.7 Mt) y Luxemburgo (11.3 Mt) [fuente: CAIT Climate Data Explorer, 2017].
Estas cifras demuestran que es importante continuar con la Transición en España, y seguir apoyando y aumentando las iniciativas del movimiento, así como creando más proyectos. En paralelo a la política, donde es fácil sentir que un voto no pesa mucho, a nivel local colectivo hay mucho potencial para la reducción de emisiones. Como el movimiento de Transición en España es muy joven y va creciendo rápidamente desde su primera instalación en 2008, el futuro ya parece brillante.
Se puede encontrar mi tesis en línea en la red de investigación de Transición.