Entre el pasado 30 de noviembre y el 11 de diciembre ha tenido lugar en París la COP21, la XXI Conferencia sobre Cambio Climático. Os ofrecemos valoraciones de la cumbre y de los eventos previos y paralelos, como es el caso de la “Marxa pel Clima“, que tuvo lugar el domingo 29 en Barcelona y a la que varios miembros de la Red participamos como coordinadores o asistentes.
Para comenzar, decir que la cumbre se ha visto marcada por los atentados perpetrados en París el día 13 de noviembre, que fueron usados como excusa para la prohibición de las manifestaciones y acciones planeadas por diversas organizaciones para dar visibilidad y presionar para la firma de acuerdos vinculantes. Desde la Red creemos oportuno compartir tanto el manifiesto que Ecologistas en Acción emitió tras los atentados de París como artículos de referencia en el marco de la COP21 firmados por Ferran Puig Vilar, referente sobre el cambio climático en castellano y una traducción de un texto de George Monbiot acompañada de acertados comentarios de Pedro Prieto.
Se produjeron más de dos cientas detenciones durante la “Marcha por el clima” parisina, que en forma de cadena humana y algunos puntos de manifestación propiamente dicha, bajo una fuerte represión y presencia policial, logró celebrarse. En otros lugares, como Bruselas, tras los incidentes relacionados con el terrorismo, también se prohibieron las manifestaciones. Sin embargo, incluso así tuvieron lugar expresiones de protesta pacíficas, al igual que en París, con una cadena humana de más de 4.000 personas.
En Barcelona más de 5.000 personas asistieron a la manifestación. Hubo un ambiente festivo y agradable, y según impresiones de las personas que asistimos de la Red, cierta confusión entre algunos de los colectivos organizadores y personas asistentes acerca de la magnitud del problema al que nos enfrentamos y de las soluciones y acciones a tomar para evitar escenarios catastróficos y los plazos para implementarlos. Ciertas voces, durante la marcha, se centraban en reclamar una transición energética a energías renovables (muy necesaria), pero olvidaban hablar de decrecimiento y de abandono del paradigma del crecimiento perpetuo inherente al sistema capitalista. Por suerte, al terminar la marcha, personas de renombre como Salvador Pueyo, ecólogo del ICCC, y Arcadi Oliveres, se encargaron de recalcar la necesidad de cambios sistémicos y de su urgencia.
En las numerosas manifestaciones que tuvieron lugar a lo largo del planeta, más de 750.000 personas en más de 170 países pusieron en evidencia la preocupación y la necesidad de tomar medidas valientes para enfrentarse al mayor reto de la humanidad.
Tras esta muestra de fuerza en las calles comenzó la conferencia en un ambiente enrarecido y blindado y con malos augurios de inicio, como el acuerdo forzado por los EEUU con Francia para que las medidas que salieran de la cumbre no fuesen legalmente vinculantes.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon se dirigió a los representantes de los 195 países asistentes a la COP21 con un mensaje contundente: “El reloj está corriendo hacia la catástrofe climática“, e instó a tomar decisiones acordes con la magnitud de la problemática con la que nos enfrentamos.
Durante la semana, voces importantes del ámbito de la ciencia, como José Manuel Moreno, vicepresidente de uno de los grupos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático) y catedrático de Ecología de la UCLM, han estado presentes en medios de comunicación con un mensaje duro, pero necesario: “El ritmo actual de emisiones nos sitúa en una senda peligrosa. Actualmente, con lo que ya hemos emitido a la atmósfera, no hay manera de evitar que superemos los dos grados”. Las voces de alarma crecen, así como las denuncias sobre la presión del poder político y económico acerca de el mensaje que la ciencia ha de llevar a la opinión publica, ya que, el comunicar abiertamente la situación del sistema climático y las acciones a tomar para evitar los peores escenarios chocan de lleno con el paradigma del crecimiento perpetuo inherente al sistema actual.
En referencia al acuerdo resultante de la cumbre, consideramos que no es suficiente para hacer frente a la magnitud del problema que, en realidad, es el cambio climático, y por lo tanto podemos concluir que ha sido una decepción esperada al no cuestionarse el marco sistémico de crecimiento económico incuestionable que nos ha llevado a la emergencia actual. Los derechos humanos, la justicia climática, el creciente problema de las oleadas de personas refugiadas climáticas y la no explotación de parte de las reservas fósiles necesaria para no superar límites peligrosos quedan fuera del texto final.
Dentro del texto abundan falsas soluciones que apuntan hacia la mercantilización de las acciones a tomar, algo que nos hace caer en la misma lógica del paradigma que ha causado el problema. Además, la nula fuerza legal del texto, que al no ser vinculante, se ha visto reducida a un vago “brindis al sol” para dar apariencia de que se hace algo frente al cambio climático, y para que unos pocos hagan negocio del sufrimiento humano, y de la degradación ecológica presente y futura. Os dejamos el enlace a la resolución completa y a un análisis más completo de ésta.